Pocos nombres son tan evocadores como el del Cuerno de Oro. Éste es el estuario que separa al Estambul viejo del nuevo, y que desemboca en el estrecho del Bósforo. Era el límite norte de la antigua Bizancio, que quedaba amurallada dentro de la pequeña península con forma de cuerno que conforma su silueta.

El distrito Fatih, que describe la forma casi exacta de la antigua Constantinopla bizantina, es el que engloba a la península. Aquí encontraremos edificios gubernamentales, museos, campus de universidades y multitud de espacios culturales. Contiene también los barrios de Fener y Balat, declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco por su tradición de diversidad y convivencia religiosas. Además, los diferentes puentes que cruzan las aguas del Cuerno de Oro se han convertido en algunos de los mejores miradores de la ciudad.

El origen de este nombre tan sugerente sigue siendo, no obstante, un misterio. Haliç, el nombre en turco del Cuerno de Oro, significa simplemente estuario. Pero el por qué sus primeros pobladores griegos lo conocieron ya como Cuerno de Oro no está nada claro. Se han expuesto todo tipo de razones: la abundancia de pesca, el color de las aguas encendidas en el crepúsculo, las riquezas que aquí llegaban desde Oriente de la Ruta de la Seda y del comercio con Europa, y muchas otras más, pero ninguna ha conseguido satisfacer a académicos y estudiosos del tema.

 

 

El Cuerno de Oro, una historia convulsa

El Cuerno de Oro, habitado por lo menos desde el milenio séptimo antes de nuestra era, no empezó a conocer el desarrollo de grandes núcleos urbanos hasta que fue colonizado por la civilización griega. Desde entonces y hasta la conquista de los otomanos, el griego fue el idioma oficial de la ciudad.

cuerno de oro
Cuerno de Oro

La leyenda dice que fue el rey griego Bizas de Megara el que, tras serle vaticinado en Delfos que habría de crear una gran urbe «en la tierra opuesta a la de los ciegos», decidió fundar la colonia de Bizancio en el Cuerno de Oro. Tras inspeccionar la zona, llegó a la conclusión de que los ciegos a los que se refería el oráculo no podían ser sino los habitantes de Calcedonia, que se habían establecido en la orilla asiática del Bósforo. Bizas, viendo el lugar tan estratégico en que se encontraba el estuario, declaró que sólo alguien que hubiese perdido la vista podría ignorar su valor como puerto y punto defensivo. Más tarde, los griegos conquistarían a los Calcedonios.

Con la llegada de los bizantinos comenzaría una de las historias más fascinantes del Cuerno de Oro: la de la gigantesca cadena que durante casi mil años cerró sus aguas al paso de las flotas enemigas desde el Bósforo. Ésta se extendía desde la urbe genovesa de Gálata, en la otra orilla, hasta la misma Constantinopla. Sólo tres veces en la historia fue superada, la última de ellas con Mehmet II, que cogió a toda la población por sorpresa cuando vieron aparecer su flota navegando tranquilamente dentro del estuario. Mehmet se había encargado de trasladar todos sus buques de noche, a través de colinas y complicados terrenos. Después de tantos esfuerzos, la ciudad por fin caía en manos de este soberano tan ambicioso y tenaz en sus conquistas.

Tras la victoria otomana en 1453, algunos de los judíos de Constantinopla decidieron quedarse con los nuevos señores de la ciudad. Más adelante, el emperador Bayezid II invitaría a los judíos sefardíes desterrados por los Reyes Católicos en España a asentarse en el barrio de Balat. Bayezid II sería también el que posteriormente encargara diseñar un puente al mismísimo Leonardo da Vinci para cruzar el Cuerno de Oro. En su momento, la estructura de un solo arco fue tan revolucionaria que no pudo llevarse a cabo, pero en el año 2001 un artista noruego se encargó de construir una réplica. Ésta demostró no sólo que el puente era estable, sino que además estaba diseñado para soportar los efectos del viento y otros fenómenos ambientales.

Cuerno de Oro
Cuerno de Oro

Por suerte, el Cuerno de Oro ha sabido potenciar esa riqueza histórica con grandes espacios verdes y parques en la actualidad, en los que la gente pesca o disfruta en sus orillas. En los 80, la zona era un inmenso arrabal que además funcionaba como desagüe de la ciudad. Por suerte, nada queda de ese pasado no tan espléndido, y hoy día unos 10 millones de extranjeros se acercan hasta sus puentes y riberas para disfrutar de una de las mejores panorámicas de Estambul.

Qué ver en el Cuerno de Oro

Los principales puentes

El antiguo puente de Gálata, construido en 1836, conectaba Karaköy y Eminönü, y fue reconstruido posteriormente en 1845, 1912 y, por último, 1993 para ser desmantelado después. Actualmente su espacio es una zona recreativa con cafeterías, parques e incluso un aeródromo. El nuevo puente de Gálata, que también une Karaköy y Eminönü es ahora el más famoso de la ciudad, ya que desde aquí se tiene una de las mejores vistas del centro histórico. Los restantes puentes son los de Haliç, de 1974 y que conecta Sütlüce y Defterdar; el puente de Atatürk, o Unkapani, de 1940, que conecta Kasımpaşa y Unkapani y el Haliç Metro, de tipo ferroviario pero que desde 2014 es también peatonal.

El barrio de Fener

Dentro del distrito de Fatih tenemos este barrio en el que muchos griegos decidieron establecerse tras la Caída de Constantinopla en 1453. Muchos de ellos llegarían a prosperar e incluso a tener buenas relaciones con el sultán, que los nombró para importantes puestos en su administración. Muchos edificios construidos durante esos años se han mantenido en Fener, un barrio de casas de madera y multitud de espacios históricos: iglesias bizantinas, sinagogas, mezquitas e instituciones como la Sede del Patriarcado Ortodoxo. Sus edificios más importantes son la Mezquita Rosa, una iglesia bizantina reconvertida en mezquita; la iglesia búlgara de hierro de Stevi Stefan; la Escuela roja; la iglesia de Santa María de los Mongoles o el fantasioso Liceo Griego Ortodoxo de Fener.

El barrio de Balat

Este fue el antiguo barrio judío en la Estambul otomana. Dentro podemos encontrar tanto mezquitas como sinagogas e iglesias cristianas. Al igual que Fener, esta convivencia tradicional entre las distintas religiones de la ciudad le valió ser parte del reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Este barrio acogedor se distingue por sus calles empedradas y sus edificios históricos, como la mezquita Ferruh Kethuda, la sinagoga Ahrida del siglo XV o el Hospital Judío.

Cuerno de Oro
Cuerno de Oro

Cruceros por el Bósforo

Una de las atracciones más recomendables que nos ofrece el Cuerno de Oro son sus ferris que nos ofrecen algunas de las mejores imágenes de la ciudad. Durante su recorrido podremos observar numerosas construcciones de gran importancia, como la Fortaleza de Rumeli Hisar, el Palacio de Dolmabahçe, la iglesia de hierro del Patriarcado Ortodoxo, el barrio de Balat o el Mausoleo de Eyüp, compañero del propio Mahoma.

Los cruceros y ferris que salen desde la orilla son numerosos. En Kabataş, en la orilla europea, se encuentra el muelle desde el que podremos cruzar a la orilla asiática en unos veinte minutos por un precio muy bajo. Desde aquí también salen barcos que nos llevan a diferentes puntos del estuario e incluso algunos cruceros se adentran en el Bósforo. En el caso de elegir este último destino, uno de los más famosos es el que recorre la orilla derecha del estrecho del Bósforo hasta la fortaleza Rumeli, antiguo enclave que el propio Mehmet II el Conquistador erigió durante la conquista de Constantinopla. El trayecto de vuelta se realiza por la orilla contraria, y la duración total del recorrido es de unas 3 horas. Existen tres salidas programadas por día: una a las 10:35 horas, la siguiente a las 12:00 y la última a las 13:35. Estos cruceros se pueden tomar desde la  terminal de Eminörnü, que cuenta con paradas de autobús y de tren ligero del mismo nombre.