En una ciudad tan monumental como Estambul, el patrimonio arquitectónico habitual de una urbe se multiplica. Es posible que, en un primer momento, entre tantos monumentos famosos no se encuentre en tu lista de imprescindibles el Palacio de Dolmabahçe. Sin embargo, esta gran obra es uno de sus tesoros. No solo llama la atención por sus dimensiones, ya que es uno de los palacios más grandes del país, sino que su combinación de estilos, sus increíbles jardines y su situación junto al Bósforo te dejarán boquiabierto.
De hecho, pocos son los que no se percatan de su magnífica presencia al realizar un crucero por el Bósforo, mientras el sol se pone en el horizonte. No te quedes con las ganas y cruza las puertas del Palacio de Dolmabahçe.
El Palacio de Dolmabahçe y su contexto histórico
Esta colosal obra se levanta en el distrito de Beşiktaş, en la bahía de Dolmabahçe, la costa europea del Bósforo. El terreno donde se alza este palacio se fue ganando progresivamente al mar durante el siglo XVIII. La monarquía otomana ya había levantado allí, anteriormente, palacios de verano y construido jardines.
El Palacio de Topkapi, que había sido el centro administrativo del Imperio otomano desde 1465, se estaba quedando anticuado ya entrado el siglo XIX. Por ese motivo, el sultán Abdul-Mejid I aprovechó la ocasión para trasladar la corte a un edificio con lujos más modernos y un estilo más europeo. Las obras del Palacio de Dolmabahçe se acometieron entre 1842 y 1853. El resultado fue una edificación neobarroca con 285 habitaciones que ocupaba 45.000 metros cuadrados.
Esta vivienda funcionó como la residencia oficial de los sultanes turcos hasta 1923, momento en el que Mustafa Kemal Atatürk fundó la República de Turquía y fue elegido el primer presidente de la misma. Aunque se trasladó la capital a Ankara, Atatürk mantuvo Dolmabahçe como residencia para sus visitas a Estambul. De hecho, sus últimos años de vida, cuando su estado de salud era ya crítico, los pasó en el palacio. Murió el 10 de noviembre de 1938 en una de sus habitaciones. Hoy, esta sala forma parte del gran museo en el que se convirtió Dolmabahçe desde 1984.
Detalles arquitectónicos y la fachada del palacio
La construcción supone un punto de inflexión en la arquitectura de Estambul, pues el espíritu europeo comienza en el siglo XIX a ser cada vez más evidente. Así, Dolmabahçe representa una excelente muestra de ese intercambio cultural.
Los arquitectos más destacados del momento participaron en este proyecto, con un resultado que deja sin palabras a los visitantes. La estructura del palacio es uno de los detalles que más llama la atención, al estar dividida en tres partes bien diferenciadas: el Selamlik, para los asuntos de gobierno; el Harén, para la vida privada del sultán y su familia; y, por último, las Habitaciones ceremoniales.
Inspirado directamente en Versalles, el estilo neobarroco se mezcla con las formas renacentistas y las neoclásicas, abandonando la huella más orientalizante. La impresionante fachada de mármol, de más de 600 metros de longitud, nos da la bienvenida, a la vez que nos prepara para el lujo que nos espera en el interior. Los jardines rodean todo el espacio exterior a orillas del Bósforo.
Qué puedes ver en el Palacio de Dolmabahçe
Como ya hemos contado, este monumento palaciego está dividido en diferentes secciones, por las que irás pasando durante la visita guiada. Las cuatro zonas más importantes son las siguientes:
Selamlik
Este es el espacio de mayor belleza de todo el palacio, pues cuenta con un importante número de atractivos. En estas estancias se encontraban las dependencias administrativas y se desarrollaban los asuntos oficiales. La majestuosa escalinata de cristal es uno de los platos fuertes del palacio. Con forma de herradura, esta escalera tiene una balaustrada totalmente hecha de cristal de Baccarat, que combina elementos en bronce y caoba. El salón del Trono tiene unas dimensiones colosales y una lámpara de araña, fabricada en cristal de Bohemia (con un peso de más de cuatro toneladas), que fue un regalo de la reina Victoria. La ornamentación es completamente abrumadora.
Harén
Aquí accedemos a las que fueron las estancias privadas tanto del sultán como de su familia. No podemos olvidar que, a pesar de que el palacio tiene una inspiración occidental, las normas indicaban que las mujeres debían permanecer en una zona separada o harén. En este caso, la decoración es mucho más sobria y puedes conocer el dormitorio personal del sultán.
Museo del Reloj
En el año 2004 se abrió en Dolmabahçe, en el antiguo edificio del Tesoro, un museo para exponer una colección nacional de relojes, pertenecientes a los diferentes palacios del país. Por su delicadeza y antigüedad, tras ser sometidos a una profunda restauración, las piezas se muestran protegidas en estas salas.
Pabellón de Cristal
Otro de los sofisticados edificios del palacio, desde donde el sultán podía presenciar los desfiles oficiales.
Jardines
Es todo un placer pasear por los deliciosos jardines de Dolmabahçe, también organizados según las secciones del palacio. Con el Bósforo como telón de fondo, no dejes de recorrer sus fuentes y su flora. También hallarás el pabellón de Aves, donde aún se siguen criando algunas especies.