Con permiso de Capadocia, Pamukkale es la principal atracción turística de la región de Anatolia. Una auténtica fantasía, obra en parte de la geología y en parte de la mano del hombre, que cada año atrae a millones de visitantes.

Todos ellos llegan atraídos por sus piscinas naturales, de un blanco inmaculado y con aguas de un intenso color verde esmeralda que vierten, como una inmensa cascada pétrea, hacia el valle inferior.

Se encuentran bajo la ciudad de Hierápolis, que durante la Antigüedad clásica vivió un gran esplendor gracias a las aguas termales que salen directamente de la tierra, a temperaturas de entre 35°C y 100°C.

  1. Dónde está y cómo llegar a Pamukkale
  2. Qué ver en Pamukkale
  3. Qué actividades se pueden hacer en Pamukkale
  4. Todas las visitas recomendables en la zona

Dónde está y cómo llegar a Pamukkale

Pamukkale está en la zona sudoeste de Turquía. En concreto en la provincia de Denizli, en el valle del río Menderes, a algo más de 600 kilómetros de Estambul y a unos 475 de la capital del país, Ankara.

La forma más cómoda de llegar hasta aquí es contratando un paquete turístico. Quien se anime a venir por su cuenta, alquilando un vehículo, tiene desde el Bósforo una larga ruta de unas siete a ocho horas de duración, a través de enrevesadas y concurridas carreteras.

También se puede llegar en avión desde Estambul hasta el aeropuerto de Denizli, a unos 70 kilómetros de Pamukkale (algo menos de una hora de recorrido). Una vez allí, se puede alquilar un vehículo, tomar un taxi o bien el autobús (de la empresa Bay Tur) que conecta el propio aeropuerto con este complejo termal y arqueológico.

Pamukkale

Qué ver en Pamukkale

Ante todo, lo más llamativo de Pamukkale son sus travertinos. Es decir, las características formaciones geológicas en forma de cascada que se han formado por la acumulación sobre el talud de la montaña de restos de bicarbonato y calcio (creta) disueltos en las aguas termales que surgen en la zona.

A lo largo de milenios esta sedimentación de creta ha dibujado una espectacular geología, con estalactitas y estalagmitas y otros tipos de formaciones pétreas. Es decir, al estilo de lo que ocurre en las cuevas subterráneas de calcitas y yesos, pero en este caso en la superficie.

El agua también se ha acumulado en lo que hoy se conoce como las piscinas naturales de Pamukkale. En otro casos, el agua ha desaparecido, formando impresionantes terrazas de piedra de travertino blanco.

También muy características de Pamukkale son las formaciones en forma de algodón de azúcar, o de nubes, que están entre las más fotografiadas del complejo.

Pero en este conjunto geológico, tan gratificante como la vista resulta el tacto. De hecho, a Pamukkale muchos vienen a bañarse en sus aguas termales, a diferentes temperaturas y con propiedades mineromedicinales.

De hecho, algunos visitantes suelen embadurnarse el cuerpo con las sales minerales depositadas en el fondo de la piscinas y del entorno, por sus supuestos efectos antirreumáticos.

Pamukkale

Hierápolis, la gran ciudad de la Antigüedad

Situada sobre el complejo geológico de Pamukkale está la ciudad antigua de Hierápolis. Ambos lugares íntimamente ligados por la Historia. De hecho, si los griegos clásicos fundaron aquí este núcleo de población fue para aprovechar los beneficios medicinales de las aguas termales.

Así, el rey Eumenes II de Pérgamo rubricó la fundación de esta ciudad a principios del siglo II antes de nuestra era. Se le dio el nombre de Hierápolis como homenaje a Hiera, reina de las amazonas, según la mitología helenística.

Hierápolis vivió una refundación con la llegada de los romanos, que la explotaron durante la época imperial como uno de los lugares más deseados para las vacaciones de sus notables. Y así continuó, hasta que en el año 1354 la destruyó un gran terremoto.

Por fortuna, pese al olvido que la cubrió durante varios siglos, las sucesivas excavaciones han descubierto buena parte de la estructura de la ciudad y de sus edificios más destacados.

Hiyerapolis
Hierápolis

Entre ellos están:

Templo de Apolo

El Templo de Apolo fue el templo de mayores dimensiones de la ciudad antigua, construido con grandes bloques de piedra sin argamasa. Hoy queda en pie una parte importante de sus columnas.

Anfiteatro

Es uno de los lugares más impresionantes (y reconstruidos) del complejo arqueológico. Se construyó en el siglo III, bajo el reinado de Séptimo Severo y tiene capacidad para unos 12.000 espectadores.

Hierápolis
Teatro Antiguo de Hierápolis

Baños romanos

Se construyeron en el siglo II de nuestra era y se pueden admirar sus tres partes fundamentales (frigidarium, caldarium y tepiderium) bajo escenográficas bóvedas que hoy acogen un interesante museo.

Necrópolis

Se trata de tres, situadas junto a los diferentes accesos al complejo y son una de las mejores pruebas (por su tamaño) de la importancia que tuvo Hierápolis en la época clásica.

Monumento y tumba de San Felipe

Del siglo V, supuestamente acoge los restos de este personaje, uno de los 12 apóstoles de Jesús de Nazaret, que llegó a la zona en su tarea de evangelización y donde fue martirizado.

Piscina de Cleopatra

Piscina de Cleopatra

Las aguas termales que hay en la zona de Pamukkale llegan a su máxima expresión en la Piscina de Cleopatra, donde podrás nadar con restos de antiguos templos del siglo II a.C. en el fondo.

¿Pero de dónde salen estas gigantes columnas y frisos? Los romanos construyeron junto a este manantial un baño termal que estaba rodeado de pórticos. Se trataba de uno de los baños más prestigiosos de la zona que dio origen a la ciudad de Hierápolis. Sin embargo, un terremoto del siglo VII d.C. acabó con todas las estructuras, que cayeron rotas al fondo de la piscina donde permanecen para asombro de todos los que la visitan.

Las aguas salen de este manantial a una temperatura entre los 35 y los 100 grados, aunque las que están abiertas al público no pasan de 36º. Además, cuentan con magnesio y calcio en abundancia, lo que hace que sean unos baños muy curativos para el cuerpo humano.

Y los romanos lo sabían puesto que llegaron a construir hasta un templo dedicado a Plutón por los gases que liberaba una de las grutas que ocultan el manantial y al que llamaron Plutonio. Hasta Estrabón recogió este milagro del rey del inframundo en sus libros.

De estas milagrosas aguas también se dice que son buenas para las enfermedades dermatológicas y hasta para las arrugas, de ahí que se recuerde a Cleopatra en su nombre, invocando su belleza.

Piscina de Cleopatra
Piscina de Cleopatra

Castillo de algodón y piscinas naturales

A las piscinas naturales de Pamukkale se las conoce como el Castillo de Algodón. Y literalmente, eso es lo que significa su nombre en turco. Se llaman así por las evidentes analogías entre el aspecto de los frutos de ese vegetal con las formaciones geológicas de travertino que caracterizan a este complejo.

Los primeros viajeros europeos que empezaron a visitar la zona, allá por el siglo XVIII, también conocieron a Pamukkale como el Castillo de las Tumbas, por la gran cantidad de sepulcros existentes en todo el valle.

En cuanto a las piscinas como tal, la mayoría de los visitantes se bañan en las artificiales, creadas para cubrir una antigua carretera construida en el siglo XX.

A finales de ese siglo, coincidiendo con la declaración del complejo como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, se fijaron ciertas restricciones para garantizar la preservación del lugar.

Entre ellas, la obligación de caminar descalzos por buena parte del conjunto geológico. Gracias a ello, las piscinas naturales de Pamukkale lucen ahora en todo su esplendor y regalan, sin duda, algunas de las imágenes más impresionantes de Turquía.

Piscinas de algodón

Qué actividades se pueden hacer en Pamukkale

Pamukkale es un lugar perfecto para hacer turismo de balneario puesto que no sólo se pueden probar las aguas de la Piscina de Cleopatra o del Castillo de Algodón, sino que hay muchos hoteles por la zona que cuentan con zonas de aguas termales que son una delicia para sus huéspedes.

Además, no podemos marcharnos de esta zona sin visitar las ruinas de Hierápolis y en en especial la Puerta Bizantina, el Templo de Apolo y, sobre todo, su Anfiteatro, una joya que sigue en pie con siglos y siglos de historia encima.

Otro de los planes más típicos para hacer desde Pamukkale es contratar un paseo en globo al amanecer para disfrutar de una de las vistas más bonitas de Turquía y de una de las experiencias más demandadas por quienes visitan la región.

Pamukkale

Todas las visitas recomendables en la zona

Si queremos seguir descubriendo la región de Pamukkale no podemos dejar pasar dos sitios arqueológicos muy importantes tanto por su características como por su significado.

El primero es Laodikeia, una ciudad de la Antigua Roma a sólo 10 kilómetros de Pamukkale y que, aunque no tiene la grandeza de Hierápolis, también conserva ruinas importantes que nos hablan de cómo era la vida del Imperio romano en su parte más oriental.

Además, si tenemos un coche nos podemos acercar hasta Afrodisias, otro de los lugares arqueológicos más bonitos que podemos visitar en la región. Está situado a una hora y media en coche y es una joya casi secreta pese a que está reconocida como Patrimonio Mundial de la Humanidad ya que fue descubierta en 1958 gracias a la labor de un fotoperiodista.

Se trata de una ciudad del siglo III a.C. dedicada a Afrodita, la diosa del amor, y cuyo templo es una de las visitas más importantes de estas ruinas. Tampoco podemos dejar de disfrutar de su teatro, perfectamente conservado, además de sus casas y hasta de una piscina. Esconde, además, el estadio romano mejor conservado del mundo.

Afrodisias