Sultanahmet
El barrio de Sultanahmet, auténtico corazón histórico de Estambul, abarca una zona de extensión modesta codiciada desde la antigüedad por diferentes potencias de Europa y Oriente Medio. Mucho antes de que los otomanos conquistaran la ciudad y la convirtieran en capital de su imperio en el siglo XV, esta zona en concreto ya había ostentado la capitalidad del decadente Imperio romano, la del milenario Imperio bizantino y, efímeramente, la del Imperio latino.
Situado en lo alto del Sarayburnu, un estratégico promontorio bañado por las aguas del Bósforo, dicho barrio, que atesora algunos de los monumentos histórico más valiosos de la ciudad, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1985. Por este motivo, hoy en día Sultanahmet representa la zona más turística de la ciudad y, de paso, el verdadero centro cultural del país.
El corazón del barrio se encuentra situado en el Parque Gülhane, un bonito espacio arbolado sobre el que se asienta el monumento histórico más grande de Estambul: el Palacio Topkapi. Construido pocos años después de la conquista turca, este complejo palaciego mantendría la centralidad del poder administrativo del imperio durante cinco siglos. En la actualidad, abre sus puertas al turismo, siendo, de entre todas sus salas, las del Tesoro y la del Harén las más visitadas. Además, en el mismo parque también se encuentra el Museo Arqueológico de Estambul, un espacio fundado a finales del siglo XIX cuyas colecciones resultarán toda una delicia para los amantes de las antigüedades.
A muy pocos metros se erige la antigua basílica de Santa Sofía, otra de las grandes atracciones visuales del Estambul antiguo. Construida hasta en tres ocasiones por el hoy desaparecido Imperio bizantino, el edificio actual, que data del año 532, estuvo considerado durante mucho tiempo el templo cristiano más grande del mundo. Posteriormente reconvertida en mezquita, en 1935 el primer presidente de la República de Turquía, Kemal Atatürk, estableció en ella un museo.
A propósito, de esta última se dice que tomó su inspiración el sultán Ahmet I cuando en 1609 mandó construir la Mezquita Azul, un voluptuoso edificio situado al otro lado de la plaza Sultanahmet. De entrada gratuita y condicionada al cumplimiento de ciertas pautas de vestuario, esta mezquita está considerada la más bella de Estambul, gracias a sus doscientas vidrieras venecianas, a sus seis minaretes y a sus 20.000 azulejos azules de İznik. A su vera encontramos nuevamente un museo, el de Arte Turco e Islámico.
El antiquísimo Hipódromo de Constantinopla, fuente inagotable de vestigios de diferentes civilizaciones, y la Cisterna Basílica, almacén de aguas subterráneo construido durante el periodo bizantino, completan el patrimonio histórico-artístico más emblemático del barrio de Sultanahmet.
Para finalizar, hemos de sumar otros reclamos turísticos vecinos de la zona como, por ejemplo, el Gran Bazar y el Bazar de las Especias, dos antiguos mercados de dimensiones abrumadoras cuya visita resulta obligada incluso si no queremos realizar compras.
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