Antonio Banderas y Málaga: una historia de amor

Todo comenzó con sus estudios enfocados a las artes escénicas en la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga y, con los dieciocho años recién cumplidos, decidió mudarse a la capital madrileña para hacerse un hueco entre el mundo de la actuación. Hoy en día, la ciudad de Málaga sigue siendo un sitio especial para Antonio, donde tiene una casa en la misma calle Alcazabilla y es propietario de un teatro: el Teatro del Soho.

Te invitamos a conocer qué ver en Málaga de la mano del actor. Porque para Antonio, Málaga es una ciudad viva, y su gente, maravillosa y con el poder de hacer de ella una ciudad todavía más maravillosa. Acompáñanos por los mejores rincones de Málaga. Turismo cultural y mucho arte en la Costa del Sol.

Empezamos la ruta con el proyecto más ambicioso y personal de Antonio Banderas: la creación del Teatro Soho. El teatro para Antonio supone uno de sus épocas profesionales más felices, y el escenario, su hogar. Así surgió la idea de llevar a cabo este proyecto, en el que además se interpreta cada semana se suceden obras de teatro, espectáculos de danza, conciertos y hasta una programación infantil. 

Es innegable que Málaga es una de las ciudades que han vivido una mayor transformación cultural en los últimos años. Tal vez por el gran esfuerzo malacitano del que Antonio hace bandera, un viaje a Málaga no solo implica descubrir su Alcazaba, su teatro romano, la judería o la Catedral, símbolos de la gran diversidad de culturas que han pisado la capital de la Costa del Sol.

Un viaje a Málaga también es disfrutar del arte contemporáneo, gracias a los museos Thyssen, Picasso, el CAC Málaga o el Centre Pompidou. Tal vez por su historia, en la que diferentes culturas, desde fenicias hasta romanas han llamado hogar a Málaga, pero la ciudad sigue acogiendo el arte y cultura de distintas partes del mundo. Nada como disfrutar de una mañana de museos, paseando por las calles de Málaga y haciendo el tour de sus centros dedicados al arte.

Desde las salazones de los fenicios, hasta el invento del espeto, Málaga y la comida es una relación de amor desde tiempos inmemoriales.

Entre los platos típicos se encuentran, por supuesto, los espetos de sardinas, la comida típica de los chiringuitos. Pasamos a la porra antequerana, que no deberemos confundir con el salmorejo cordobés, puesto que este se acompaña de atún. Para el invierno, nada como un gazpachuelo, que se trata de una sopa caliente de pescado, mayonesa y patata. Otro de los grandes platos malagueños, el ajo blanco, hace las delicias de los amantes de la almendra.

Esta pasión por la buena comida también la vive y disfruta el propio Antonio Banderas, el cual decidió adquirir parte de su restaurante favorito, El Pimpi. Una taberna típica andaluza ubicada en lo que fue un antiguo casería del siglo XVIII y una de las bodegas con más solera de Málaga. Por El Pimpi se pasea Antonio de vez en cuando para tomarse un vino y una tapa.

Por último, una ciudad tan mediterránea como Málaga no puede terminar de visitarse sin disfrutar de sus muchas playas. La Costa del Sol es una de las zonas más privilegiadas de España, con un microclima único en el mundo y unas playas salvajes en las que pasar días completos.

En la propia ciudad, la Playa de la Malagueta es perfecta para quienes hacen una escapada rápida a la ciudad y necesitan tener los pies en el mar durante un rato. Pero si se quieren seguir los pasos de Antonio Banderas, nada como desplazarse hasta Benajarafe; un pequeño pueblo en el que Banderas y su familia pasaban los veranos, y en el que su playa es el sinónimo de paraíso en la tierra. Tranquilidad y una de las mejores puestas de sol del Mediterráneo. Todo recomendación de un grande como Antonio Banderas.