Avistamiento de ballenas en Los Cabos: ¡cruza el charco y disfruta!

Son muchos los turistas que se preguntan cuál es la mejor época para viajar a Los Cabos y, si bien únicamente no es recomendable hacerlo en los meses de agosto y septiembre por la abundancia de lluvias, lo mejor es visitar este paraíso entre diciembre y abril, coincidiendo con la mejor época para el avistamiento de ballenas en Los Cabos.

La migración de las ballenas al mar del Cortés (también conocido como el mar Bermejo) es auténtico espectáculo de la naturaleza que permite contemplar a estos simpáticos e imponentes cetáceos en su hábitat natural, participando a su vez de un turismo sostenible y respetuoso con el entorno y los animales.

Cuando las ballenas migran a esta zona de México viajando alrededor de 10 mil kilómetros año para dar a luz a sus bebés ballenatos, y para aparearse en el Mar de Cortés, debido a las características favorables de profundidad y temperatura que presentan estas aguas de la media península en estos meses del año. Para ver las ballenas, lo mejor es contratar un tour en la ciudad Cabo San Lucas –la otra ciudad más importante de Los Cabos-, situada a solo 20 minutos de San José del Cabo. 

Dado que se trata de una actividad altamente solicitada por viajeros de todo el mundo, es importante reservar con antelación –te recomendamos que lo hagas casi al mismo tiempo que reserves tu hotel en Los Cabos o trayectos– y evitar de esta manera quedarte en tierra. 

A las aguas de Los Cabos llegan cada año tres especies de ballenas: la ballena azul, la ballena gris y la ballena jorobada.

La primera de ellas, la ballena azul, es el animal más grande del planeta, y llega a las aguas del Parque Nacional Bahía de Loreto entre los meses de noviembre y mayo. Son ballenas que pueden llegar a pesar casi 200 toneladas y medir un total de 30 metros. Dicen que solo su corazón puede pesar lo mismo que un coche. Casi nada.

La ballena gris también viaja cada año a Los Cabos, en su caso desde Alaska. Los mejores meses para compartir aguas con ella en Los Cabos es entre enero y marzo, concretamente en los puertos de López Mateos y San Carlos en Comondú. De diciembre a abril se pueden ver en Laguna Ojo de Liebre y Laguna de San Ignacio en la Reserva de la Biósfera El Vizcaíno, región declarada Patrimonio Mundial Natural por la Unesco en 1993 con el objetivo de proteger a los cetáceos de caza comercial.

Por último, la ballena jorobada (que puede medir hasta 15 metros) se deja ver en la bahía de Los Cabos, el Pacífico y Mar de Cortés. Es fácil identificarlas por sus característicos saltos en el mar, pudiéndolas ver en su totalidad, o por el sonido que emiten los machos.

Los Cabos se extienden a lo largo y ancho de 28 mil kilómetros cuadrados y son sobre todo conocidos por sus increíbles parajes, repletos de formaciones rocosas, playas paradisiacas, campos de golf y una suculenta oferta de ocio tanto nocturno como exclusivo (para los viajeros más sibaritas).

Si bien situar la base en Cabo San Lucas puede ser una buena idea, su distancia de casi 50 km desde aeropuerto internacional la convierten en una opción menos atractiva si la comparamos con San José del Cabo, cuya zona hotelera se encuentra a poco más de 20 minutos. Se trata de un pueblo lleno de identidad, famoso por sus playas de arena dorada y sus construcciones de estilo colonial. El estuario de San José, al este de la ciudad, alberga también una reserva natural con diversas especies de aves. Si, además de descubrir su magnética naturaleza, quieres descubrir Los Cabos más culturales, esta ciudad cuenta con numerosas galerías de arte, con una fuerte apuesta por el talento local. 

En Cabo San Lucas se encuentra el hotel Barceló Gran Faro Los Cabos; un complejo de categoría Premium situado frente a las aguas del mar de Cortés. Un hotel perfecto donde reencontrarse con esa sensación de calma que buscamos en vacaciones, con programa Todo incluido e instalaciones para toda la familia, así como un práctico enclave desde donde organizar el avistamiento de ballenas en Los Cabos y conocer el resto de encantos que Los Cabos tienen que ofrecernos, ¡que no son pocos!