Día del Urbanismo: viaja al centro de las ciudades

El urbanismo o diseño de ciudades en México se remonta a tiempos precolombinos, cuando las ciudades mesoamericanas nacieron en la región del golfo de México. Así pues, surgieron ciudades o asentamientos donde los barrios se dividían por gremios y oficios, y la vida se hacía en torno a plazas. A estos asentamientos los aztecas los denominaron altépetl, un término que engloba no sólo a la ciudad, sino también a la cultura y política que se desarrollaba en estos asentamientos.

Tras los cambios en el país mexicano y por supuesto su capital durante la época colonial, llegamos a nuestros días, en los que la Ciudad de México se ha convertido en todo un símbolo de urbanismo verde y ciudades con buenos abastecimientos para toda la población.

Ciudad de México, pese a ser una de las ciudades más pobladas del mundo, todo ese “caos” está organizado. Uno puede visitar la ciudad en unos pocos días, y sobre todo, aprovechar al máximo su centro histórico, en el que se puede observar cómo sus calles están casi cortadas con escuadra y cartabón y en las que el viajero encontrará la Catedral Metropolitana, el Palacio Nacional, el Zócalo, o el Mirador Torre Latino desde el que descubrir la ciudad desde las alturas.

Otro gran ejemplo de ciudad que combina la tradición y esencia mexicana junto con toques más actuales es Santiago de Querétaro, una ciudad que puede visitarse desde México D.F. y en la que pasear por su centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad. En oposición a este tradicional paseo, se une el centro financiero y económico de la ciudad, punto principal de empresas aeronáuticas que han modernizado esta joya del centro de México.

Santo Domingo puede presumir de ser la Ciudad Primada de América. La capital de República Dominicana fue la primera ciudad que los españoles asentaron cuando descubrieron el Nuevo Mundo. La ciudad de Santo Domingo, a orillas del Mar Caribe y casi rodeada por el río Ozama, se caracteriza por tener varios puntos en su ciudad que la hacen icónica.

La primera catedral del Nuevo Mundo, el primer castillo e incluso la primera universidad, la Ciudad Primada acoge grandes edificios y es una de esas ciudades que vale la pena pasearlas de cabo a rabo. El lugar más icónico de Santo Domingo es sin duda la Zona Colonial, donde se pueden visitar tanto la Catedral Santa María La Menor, el Alcázar de Colón y la famosa Calle El Conde, una calle llena de tiendas y con un gran ambiente dominicano.

La Ciudad Colonial de Santo Domingo lleva en pie desde 1502, y en ella el viajero vuelve al siglo XVI gracias a los edificios coloniales y a las calles adoquinadas, como la Calle de las Damas que, como puedes imaginar, también fue la primera calle del Nuevo Mundo. República Dominicana es uno de esos destinos que ofrecen a partes iguales descanso y visitas culturales, ¿te vienes?

En el Día Mundial del Urbanismo no podíamos olvidarnos de una de las ciudades europeas con una transformación mayor: Bilbao. Esta ciudad vivió a finales del siglo XX una de las renovaciones urbanísticas más grandes. La Villa de Bilbao gracias a su ubicación y a ser bañada por la gran ría del Nervión se convirtió durante la época industrial de los siglos XIX y XX en un puerto importante a nivel europeo, y un punto de conexión con el resto de los países que transportaban productos como el petróleo, carbón o hierro.

Sin embargo, la crisis de la industria llegó y Bilbao decidió emprender un proyecto de remodelación en 1992 que cambiaría por completo la ciudad, sin perder la esencia de lo que fue la Villa de Bilbao. Así pues, se crearon servicios como metro o tranvía y la zona de la ría del Nervión se modernizó con la presencia de hoteles como Barceló Nervión, el famoso puente Zubizuri de Calatrava y cómo no, el icónico Museo Guggenheim.

La ría del Nervión dejó de ser un encuentro entre industrias y barcos de todo el continente europeo para dejar paso a avenidas, parques y paseos perfectos para locales y viajeros.

Si uno pasea por la calle Milicias Nacionales de Oviedo se topará con una escultura del director neoyorkino Woody Allen. ¿La razón? Su amor por Oviedo y Asturias en general le han hecho un hermano de la ciudad norteña. El director, cuando recogió el premio  Principe de Asturias a las Artes en 2002 dijo de la ciudad: “Vengo de una ciudad enorme, gigantesca, con multitudes, ruido… y llego aquí donde todo es antiguo, limpio y agradable… como si no fuera de este mundo, exótico. Cuando me vaya el sábado tendré la sensación de haber vivido un cuento de hadas…”.

Y es que Oviedo es una de esas ciudades que se disfrutan paseando, comiendo, oliendo y fotografiando. Calificada por la Comisión Europea como una de las ciudades con mayor calidad de vida de toda Europa, es perfecta para alojarse durante un fin de semana y vivir la cara diurna y nocturna de esta ciudad histórica.

Monumentos prerrománicos, tomarse una tapa en la Calle Gascona o comúnmente conocida como Boulevard de la sidra, donde no podrá faltar una degustación de su famosa bebida, y finalizar la tarde con un paseo por la calle Uría. Oviedo es el símbolo del prerrománico, pero también un ejemplo de cómo una ciudad evoluciona sin perder su historia y su esencia.

De nombre casi impronunciable, esta ciudad checa, es, además de la segunda más grande después de Praga, un icono del modernismo de los años 20. Los estragos de la Segunda Guerra Mundial no hicieron perder el corazón de Brno y hoy en día es una de las ciudades más bonitas europeas. También conocida como la “Manchester checa” debido a su influencia industrial, su reestructuración urbanística la hacen una ciudad peculiar: desde el barroco hasta el modernismo de los años 20.

En concreto, una visita a Brno incluye el castillo medieval de Špilberk en el que pueden disfrutarse tanto las capillas como el castillo gótico, actual museo de la ciudad. Siguiendo la estela histórica, la catedral de San Pedro y San Pablo es el ejemplo prefecto del barroco eclesiástico.

Sin embargo, en un viaje a Brno no puede faltar la visita a uno de sus edificios modernistas: la Villa Tugendhat. Construida entre 1920 y 1930 por el arquitecto Mies van der Rohe, es el ejemplo perfecto de la vertiente funcionalista que surgió entre los arquitectos de la época. Llama la atención lo actual que parece el diseño de la vivienda, habiendo pasado tantos años.

Qué decir de Madrid que no se haya contado ya. La capital española es una de las ciudades más grandes de España y por supuesto, una de las ciudades más visitadas del mundo. Desde que el rey Felipe II moviera sus cortes a esta “pequeña” villa en 1561, el urbanismo de la ciudad se ha ido amoldando a todos los procesos sociales e históricos que han ido ocurriendo en esta ciudad a orillas del Manzanares.

Hasta el siglo XIX Madrid tan sólo comprendía lo que se conoce actualmente por el centro de la capital, y fue a partir de entonces cuando se comenzaron a construir los conocidos ensanches y bulevares que llenaban de vida las principales ciudades europeas. Plazas y parques hicieron de la villa de Madrid un lugar para los locales y los grandes paseos.

Poco a poco se fueron ampliando diferentes barrios y surgieron edificios icónicos como la Torre de Madrid, actual ubicación del Barceló Torre de Madrid, y uno de los grandes “miradores” de la ciudad. Con la Gran Vía al fondo y Plaza de España bajo el edificio, fue en su momento la torre más alta de Europa y un icono de la arquitectura de los años 50.