Maldivas, paraíso del lujo responsable

Maldivas suma un total de hasta 1.200 islas coralinas, divididas en 26 atolones de una riqueza marina inconmensurable, hogar de especies como tortugas, mantas gigantes, casi treinta especies de tiburones (gris, tigre, martillo…), entre otros cientos de especies. En su afán de proteger los ecosistemas, la isla se encuentra inmersa en su lucha contra la degradación del coral, donde varios resorts ya se han puesto manos a la obra poniendo en marcha diversos programas de repoblación. ¿Cómo? Reconstruyendo el arrecife remplazando los corales dañados o perdidos –ya sea como consecuencia de los impactos ambientales o humanos–, para que así, aumente progresivamente el número de especies que viven en el arrecife. Existen, de hecho, proyectos educativos que invitan a los viajeros a contribuir al cuidado del coral con sus propias manos y poner, así, su grano de arena en una causa de tamaña importancia. 

Las últimas investigaciones aseguran que los arrecifes de coral han disminuido en más de un 50% en las últimas tres décadas y que disminuirán en otro 40% en otras tres décadas si continúan los mismos niveles de cambios climáticos. ¿Por qué es importante preservar los arrecifes? Es posible que muchos no conozcan el importante papel que desarrollan los ecosistemas oceánicos en las zonas y comunidades costeras. Precisamente, los arrecifes de coral, además de proteger las costas de las olas, inundaciones o tormentas, son la principal fuente de alimentación para los pescados y mariscos, por lo que, sn el coral, la vida marina se agotaría, y con ello, también gran parte de la economía local, por no hablar del impacto que esto supondría para la vida del propio ecosistema.

En línea con el compromiso con el entorno, Maldivas está fuertemente concienciada en la preservación de su fauna. Concretamente, la población de tortugas que habitan en los atolones y costas. Además, se trata de una de las especies más amenazadas del planeta, ya que muchas de ellas acaban muriendo por la ingesta de residuos en el océano; un drama que se suma a su dificultad para volver al mar tras el periodo de anidación debido a la contaminación lumínica. Por esta razón, en la isla se han puesto en marcha numerosos programas de conservación que tienen como objetivo salvar a las tortugas. Dichas iniciativas, además de rescatar a ejemplares que se encuentran atrapadas en redes o tratar a aquellas que se hallan en mal estado de salud, también ejercen una importante labor de concienciación para los turistas, animándole a interactuar con estos bellos animales sin alterar su ritmo biológico natural o su bienestar. 

Uno de los grandes atractivos en Maldivas para aquellos ávidos de las emociones fuertes y amantes de los fondos matinos es la posibilidad de nadar con tiburones ballena. Se trata del pez más grande existente, y la isla de Bodufinolhu, en el atolón de South Malé, o el atolón South Arien son algunos de los pocos lugares del mundo donde observarlos en su hábitat natural e interactuar con ellos. De ahí, que si quieres sumar esta actividad a tu viaje una buena idea sea optar por este resort para alojarse en Maldivas. El tiburón ballena mide hasta unos 12 metros de longitud (puede llegar a 18) y se cree que vive en la Tierra desde hace más de 60 millones de años. A pesar de su imponente aspecto, es un animal totalmente inofensivo, y solo se alimenta de algas y plancton. 

Según el Programa de Investigación del tiburón Ballena en las Maldivas (MWSRP)  –una organización benéfica que investiga sobre los tiburones ballena–, afirma que esta especie es la clave de la economía de Maldivas, generando el 3% de los ingresos de ecoturismo a mundial de tiburones y casi la mitad de todo el archipiélago. La buena noticia es que la experiencia de nadar junto al rey de los mares no es ni de lejos una práctica invasiva. El lento movimiento de este animal, su preferencia por las aguas poco profundas y su carácter amistoso con los humanos hacen que de esta actividad una experiencia apta para todos y sostenible también para la especie, ya que por el momento no existen pruebas evidentes de que los tiburones se alteren por la presencia humana.

El Programa promueve, además, iniciativas de conservación de la comunidad en el archipiélago asiático. Lo que en un principio comenzó como una expedición científica en 2006, el MWSRP creció hasta convertirse en la única organización dedicada al estudio de esta emblemática a la vez que vulnerable especie de las Maldivas. ¿Sus principales líneas de acción? “Fomentar y valorizar la participación de las partes interesadas de la industria y de la comunidad, así como aprovechar la investigación científica para salvaguardar la riqueza de la biodiversidad y los ecosistemas marinos frágiles, que son la base no solo para los tiburones ballena, sino también para la vida, el sustento y la cultura en las Maldivas”, explican desde su web.

Si bien para muchos la idea de irse de vacaciones transcurre por lares muy distintos a la vida local, en Maldivas esto cobra un nuevo cariz que hace que ambos estén más conectados de lo que imaginamos. Y es que, los datos apuntan a que aproximadamente un 80% de los beneficios económicos recaudado a través del turismo en Maldivas contribuye de forma directa al desarrollo local, a través de la generación de empleo y oportunidades para la población autóctona, o incluso el comercio local. Si, además, a esto sumamos las anteriores medidas tomadas en aras de potenciar un turismo regenerativo, es un hecho que viajar a esta isla paradisiaca conlleva un fuerte impacto positivo también en las personas.

¿Quién dijo que lujo y sostenibilidad no era compatibles?