Los 9 mejores museos de Varsovia

Conocido otrora como el Museo de Bellas Artes de Varsovia, el Museo Nacional (Muzeum Narodowe w Warszawi  en polaco) alberga una importante cantidad de obras de arte, tanto de pintura, escultura y artesanía que van desde la Antigüedad hasta nuestros días. Mientras que en la Galería Faras puedes asistir a la mayor colección europea del arte de Nubia, entre los fondos de la Galería del Arte Medieval podrás contemplar altares genuinos del siglo XV hallados en las distintas regiones de Polonia, esculturas góticas y cuadros para oración privada.

Las Galerías del Arte Antiguo y del Diseño Polaco, por su parte, están dedicadas a la exhibición de piezas de mobiliario, tejidos y elementos decorativos de la historia del país. Y si quieres descubrir las conexiones del arte polaco con las distintas vertientes artísticas europeas, no te quedes sin visitar la Galería de Arte del siglo XIX, una de las imprescindibles del Museo Nacional.

El objetivo principal de este museo (y la casa donde creció Chopin) ha sido, desde sus inicios, conservar en la memoria al virtuoso compositor franco-polaco, a través de una cuidada labor de divulgación de su vida y obra. Un minucioso trabajo que en 1999 llevó al museo a ser inscrito en la lista de la Memoria del Mundo de la UNESCO.

La casa-museo se encuentra distribuido en cuatro plantas del Castillo Ostrogski y reúne la colección más grande chopiniana del mundo, abarcando un total de más de 7.500 piezas. Entre muchos objetos, los visitantes pueden contemplar de cerca su piano, diarios personales, recuerdos familiares y numerosos retratos. Además, podrán sumergirse en el arte de Chopin escuchando música y paisajes sonoros creados por el creador de los famosos Nocturnos.

El museo POLIN es un extraordinario museo que goza, además, de una ubicación de excepción: un barrio de preguerra habitado en su mayoría por judíos convertido durante la guerra en gueto por los nazis. El museo reúne en su interior un milenio de historia a lo largo de un itinerario dividido en ocho galerías temáticas, con una historia fascinante contada a través de piezas históricas, pinturas, maquetas, instalaciones interactivas o proyecciones.

Los visitantes podrán descubrir aquí las primeras huellas de los asentamientos judíos en la Polonia medieval, conocer cómo eran los fueros reales del XIII –que servían para garantizar la seguridad a los judíos la seguridad–, o lo que significó el Siglo de Oro de la cultura de los judíos polacos. No te vayas sin visitar el famoso monumento a los Héroes del Gueto, así como el monumento a Jan Karski, ambos en las inmediaciones del museo. 

El Palacio de Wilanów es sin lugar a dudas una de las grandes joyas de la arquitectura barroca de Varsovia. A pesar de las guerras y la ocupación de la ciudad, el palacio y su jardín siguen conservando a día de hoy su forma original. Este palacio fue la residencia principal del monarca Juan III Sobieski, vencedor de turcos en la batalla de Viena que en 1683 detuvo su avance por Europa.

En el palacio podrás visitar desde los aposentos del rey y de la reina María Casimira hasta el Despacho Chino, el Holandés, el de la Antigüedad así como el Museo de los Potocki. Una parada merece la Sala Blanca, que reúne los retratos de quienes fueron los propietarios del palacio y sus allegados. Una de las piezas más importantes del Palacio de Wilanów es el bello reloj de sol que reposa sobre la fachada posterior del palacio. Datado del siglo XVIII, el reloj consta de tres discos soportados por Saturno, y debe su creación al interés del rey por el mundo de la astronomía. Una buena manera de terminar tu recorrido es dando un paseo por el parque palaciego, donde desconectar de la ciudad en un auténtico remanso de paz.

Este museo, lejos de las grandes instituciones históricas y dedicadas al arte, ofrece una experiencia muy diferente pero llena de diversión. Aquí, los fanáticos de lo retro encontrarán todo un paraíso, donde jugar a juegos de arcade y a sus 53 máquinas de pinball, distribuidas en las dos plantas del museo. Entre ellas, encontramos auténticos clásicos como la máquina Brilliant Torero, del 1938, siendo la más antigua a la que jugarás en tu vida. Tampoco faltan las típicas máquinas recreativas típicas de los años 80 y 90, como el Pac-Man, Mario Bros o Lost World. Si te pirran las maquinitas, este lugar es una parada obligatoria en tu visita a Varsovia.

El Castillo Real es la antigua sede de los monarcas polacos. En él se pueden visitar sus distintos aposentos, así como el Salón del Trono. Lo mejor aquí es pararse a contemplar las pinturas originales que cubren sus muros, firmadas por Rembrandt o Bernardo Bellotto, también conocido como Canaletto, cuyas obras sirvieron de referente para la reconstrucción de Varsovia después de la Segunda Guerra Mundial. Una de las principales estancias del Castillo Real de Varsovia es el Salón de los Senadores, debido a que en su interior se promulgó la Constitución del 3 de Mayo, la primera Carta Magna europea y la segunda del mundo. Para poner el punto final a este recorrido, date un paseo por sus bellos jardines: uno de ellos situado en la ladera de la colina del castillo; y otro, a sus faldas, donde hasta el XVII se encontraba el cauce del río. Sin duda, un museo imprescindible para los amantes de la Edad Moderna.

Visitar el Centro de Ciencias Copérnico de Varsovia es todo un planazo, no solo para los amantes de la ciencia, sino también si viajamos con niños. Aquí podréis descubrir los secretos de la naturaleza, realizar experimentos en primera persona y pasarlo bomba. En este lugar, nos convertimos en investigadores, desarrollando todo tipo de experimentos con la electricidad y poniendo a prueba nuestras habilidades y límites: desde nuestra sensibilidad a la luz a cómo percibimos los colores o nuestra capacidad de sugestión ante las ilusiones ópticas. Todo en un entorno seguro con guías que te ayudarán en cualquiera de sus instalaciones. Una buena opción si visitamos Varsovia en familia.

El Museo de los Neones ofrece una experiencia única en Europa. Ocupa los espacios de Soho Factory, un recinto posindustrial que fue anteriormente la sede de una fábrica de municiones. El museo cuenta con más de 200 letreros luminosos y un puñado de historias fascinantes, siendo un punto de visita obligada para amantes del street art. Las publicidades luminosas caídas en el olvido cobran aquí nueva vida cubierta de un halo nostálgico que encandila a todos sus visitantes.

Una curiosidad que descubrirás aquí es que los letreros de la Polonia socialista desempeñaban un papel muy diferente al que tenían en los países capitalistas. Si bien en Occidente, su uso era meramente publicitario, en la Polonia socialista, estos cumplían una función informativa y se instalaban en los espacios urbanos. 

Por último, recomendamos otro museo perfecto si viajamos a Varsovia con niños. Se trata del Museo de las Casas de las Muñecas (el Muzeum Domków dla Lalek en polaco). Cuidadosamente restauradas, las 120 casitas, pequeñas tiendas y habitaciones que conforman la exposición permanente de este museo proceden de los más diversos países y épocas. En él, podréis contemplar un sinfín de detalles sobre su construcción y descubrir no solo cómo el interiorismo ha ido evolucionando en ellas a lo largo de las décadas, sino también las modas y cómo era representada la vida social de cada época. Como curiosidad, la más pequeña de las casitas es de unos 8 × 10 cm de planta y la más grande, de 100 × 100 cm.