Guía básica de los mejores 'souvenirs' de Nicaragua

Nicaragua siempre es un buen destino al que viajar por muchos motivos, aunque los principales son  lo poco explotado que está turísticamente hablando y la riqueza de su naturaleza. Mires donde mires hay un rincón único, casi siempre verde, con una fauna y flora que poco tienen que envidiar a la de sus países vecinos.

Colonial, con ciudades como Granada –la más antigua del país y del continente, pues se fundó en 1524-, volcánica –no hay que perderse, por ejemplo, los volcanes que hay en la isla de Ometepe- y salpicada aquí y allá por playas en las que surfear, como la de Jiquilillo, Nicaragua es el place to be para los locos de la buena vida y la naturaleza. El hotel Barceló Managua podría ser tu primera parada, el resto está por descubrir.

A tu vuelta, además de agasajar a tus amigos y familiares con cientos de fotos y anécdotas que les pondrán los dientes largos, ¿Por qué no organizas una comida con souvenirs incluidos en el menú? Porque no han tenido tanta suerte como tú, y porque afortunadamente los imanes pasaron a mejor vida, te damos unas cuantas ideas de recuerdos que puedes traerte de Nicaragua y que aseguramos que no acabarán olvidados en un cajón.

Pero no cualquiera, sino el primitivista nicaragüense. Colorista a más no poder, esta corriente artística surgió de la mano de Ernesto Cardenal en la Isla de Solentiname en los años 60, aunque tuvieron que pasar un par de décadas hasta que fue reconocida tal y como merecía. Lo que comenzó Cardenal, se terminó convirtiendo en una gran escuela frecuentada por hombres y mujeres jóvenes y en una alternativa para los campesinos.

Para conocer mejor la cultura nicaragüense uno puedo hacerlo a través de su arte, puestas pinturas reflejan la naturaleza y los maravillosos paisajes del país, así como las fiestas tradicionales de sus pueblos. Los pájaros tienen un lugar destacado en las obras, que puedes encontrar a partir de 150 dólares, algunas incluso en mercadillos locales.

Pocas cosas tan simples como el olor a un buen café recién hecho producen tanta satisfacción. Es como estar en casa, por algo recomiendan, cuando uno quiere vender su piso, hacer una cafetera antes de comenzar la visita… pero eso es otra historia. Nicaragua, por su clima y sus tierras fértiles tiene muy buen café, y la producción se la dividen grandes empresas y pequeños productores organizados en cooperativas que producen café ecológico.

Además de hacer una ruta del café visitando cafetales y viviendo la experiencia en primera persona (en los departamentos de Jinotega y Matagalpa se produce más de un 75% de la producción nacional), puedes traerte un paquete, o dos, de granos ya molidos o para moler directamente en casa. Su olor te hará volver a aquellos campos y tus invitados saborearán mejor la sobremesa.

De bebida en bebida, aunque en este caso, con graduación de alcohol y con un sabor diferente: el ron. El que es para muchos el mejor de Nicaragua comenzó a elaborarse a finales del siglo XIX en las faldas del volcán San Cristóbal, al norte del país. Tras terminar la temporada agrícola, los fundadores de lo que años más tarde sería Flor de Caña lo celebraban brindando con alcohol añejado en barricas para uso familiar.  En 1937 se lanzarían los primeros rones bajo su propia marca y comenzaría la historia del que es uno de los más reconocidos con casi 200 premios.

Si quieres conocer de primera mano el proceso de elaboración de este ron Premium y dejar a tus amigos con la boca abierta cuando además de servirles una copa, les expliques qué hay detrás de la botella, puedes hacer primero el tour flor de caña o el vip flor de caña 18, y después comprar un par de botellas para tu mueble bar.

No, el tamaño de la marimba no se puede comparar con el de unas maracas o con un silbato al que se le añade un poco agua en el fondo para que imite el canto de un pájaro, por cierto, ambos objetos también típicos de Nicaragua. El instrumento musical de percusión más característico del país es de dimensiones importantes, pero todo se puede facturar…

De madera, y con aspecto entre un piano y un xilófono, tiene un sonido muy característico y tradicional que invita a bailar. Si te animas debes ponértelo sobre las rodillas para poder tocarlo, aunque hay versiones mucho más sofisticadas (y aparatosas).

Hechas a mano con papel, pegamento y pintura, las máscaras de espanto son parte del folclore nicaragüense y de sus fiestas populares. Parte indispensable de los cuentos y fábulas que se contaban para asustar a pequeños y mayores, como su propio nombre indica no son amables ni de facciones suaves, sino que emulan monstruos o al mismo diablo.

Si quieres triunfar el próximo Halloween, no te importa tener colgada en tu salón una cara con gesto raro o tienes sobrinos a los que es encanta disfrazarse y darte sustos, este es el souvenir perfecto.

La artesanía de Nicaragua te gustará por su calidad y por sus formas. También por su color. Entre pinturas llamativas y sandalias hechas con piel teñida de mil colores, la cerámica negra, de origen precolombino, cobra protagonismo.

Hecha a base de barro, arena y agua, cobra un color negro brillante que a veces se adorna con motivos indígenas. Podrás hacerte con tazas, platos, vasos, azucareras… y todo lo que puedas imaginar y que tenga un uso real en la cocina.

Estas, entre otras piezas que irás descubriendo a medida que te sumerjas en la cultura del país como hamacas o mantas, las podrás encontrar en los mercadillos de los pueblos. Uno de ellos, turístico y tradicional a partes iguales, es el de Masaya, donde además de poder comprar recuerdos podrás comer y probar los raspados, los típicos helados hechos a base de hielo picado y sabores de frutas. También el mercado Roberto Huembes y el Oriental, en Managua, así como los de Granada y León.