¿Qué es lo mejor que puedes ver en Santo Domingo en 48 horas?

Santo Domingo es uno de los lugares imprescindibles que ver en República Dominicana. Fue una vez la joya de las colonias españolas, y hoy, expandida hasta límites inimaginables para los primeros colonos, bulle entre sus calles y comercios un ritmo irrefrenable y la oportunidad de descubrir un trocito de historia en cada rincón a un módico precio (especialmente si se viaja con euros). De propina, el espíritu de joie de vivre propio de sus habitantes nos acompañará desde el hospitalario recibimiento hasta mucho después de volver a casa. Bienvenidos a la `Primada´ o primera colonia y prepárate para conocer qué hacer en 48 y qué ver en Santo Domingo para bordar tu viaje.

El tiempo vuela cuando hay tanto con lo que maravillarse, por eso despertar temprano y coger fuerzas en un gran buffet desayuno como el de es el primer paso para afrontar la visita y de paso probar algunos de los manjares de la zona. La ciudad está dividida en cuatro partes: el Distrito Nacional—centro económico, social y político del país—, Santo Domingo Oeste y Norte, menos pobladas, y Santo Domingo Este, también conocido como la Zona Oriental o el otro lado del puente, que incluye importantes puntos de ocio y otros atractivos culturales.

Partiendo del Distrito Nacional, el más cercano al centro histórico (siempre es recomendable alojarse en un hotel próximo a la Zona Colonial, como el Barceló Santo Domingo ), quizá la mejor forma de hacerse una idea de Santo Domingo sea pasear por El Conde. Esta es una de las primeras calles construidas por los europeos no solo en la ciudad, sino en América, hace más de 500 años. Hoy sigue siendo una arteria principal de la urbe, y a lo largo de su trazado encontrarás monumentos como la Catedral, el Cabildo o la Picota, un imprescindible que ver en Santo Domingo para cualquier recién llegado.

La Catedral Primada de América es una de las impresionantes construcciones que antaño ocupaban el interior de la muralla defensiva. De esta no se conservan restos, pero sí los edificios que acogía, todos ellos parte de la Zona Colonial declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Esta Catedral es la más antigua de América y la única de estilo gótico en todo el continente, levantada junto al río Ozama y con la figura (y en su día los restos) de Cristóbal Colón; todo un símbolo de la ciudad.

Sigue tu ruta por la vía principal de Santo Domingo visitando la casa de la familia más ilustre de la época: el Alcázar de Colón o Palacio Virreinal de Don Diego Colón, construido por el hijo primogénito de Cristóbal Colón. En la actualidad, su interior aloja el Museo Alcázar de Colón, dedicado a la conservación y difusión de la vida de la familia del descubridor de América. Merecen la pena los alrededores del verde parque Plaza de España y sus vistas privilegiadas al río; muy cerca, el Museo de las Casas o el Panteón de la Patria ofrece la oportunidad de visitar las reliquias y los restos de los próceres más respetados del país. La entrada es gratuita.

La misma Zona Colonial acoge buenos restaurantes para probar recetas típicas de la gastronomía local, de influencia española, taina y africana. Una mezcla que puede sorprender pero que desde luego conquista al primer bocado. El Sancocho es el plato oficial dominicano, un caldo de siete carnes diferentes que se mezclan con auyama, raíces y verduras para crear un auténtico manjar. Otros imprescindibles son las habichuelas guisadas con arroz blanco, el pollo guisado o los tostones, una masa a base de plátano verde que sustituye el pan.

Recuperadas las energías, es momento de visitar uno de los enclaves más impresionantes que ver en Santo Domingo: la Fortaleza Ozama. Esta construcción en piedra (1502-1508), fue en su momento el edificio más importante de la ciudad ya que la protegía de los ataques de piratas y conquistadores europeos. Hoy en día es Patrimonio de la Humanidad y está rodeada por un gran jardín. Desde su Torre del Homenaje se disfruta de una de las mejores vistas del río Ozama, así como del perfil urbano de Santo Domingo y la Zona Colonial. Es recomendable visitarla con un guía especializado, ya que la fortaleza está llena de anécdotas interesantes, como el hecho de que el Polvorín donde guardaban las armas tenía apariencia de iglesia, para evitar que fuese atacado.

Una vez hayas sellado el pasaporte cultural de rigor ¿qué tal un paseo por el Malecón? Podrás disfrutar de una cerveza, café o incluso una copa del ron local en plena avenida George Washington, una gran vía que recorre casi la mitad de la ciudad en paralelo a la costa. Además de una visión de puerto con singular encanto, este bulevar alberga desde el famoso obelisco de Santo Domingo hasta casinos, restaurantes y lugares de ocio para todos los públicos.

Comienza otro día cargado de promesas, planes y lugares que ver en Santo Domingo y, tras un desayuno generoso en el que no puede faltar el mangú con huevos revueltos y salami (si es que no lo has probado ya), estarás listo para dirigirte al Palacio Nacional y sus jardines. Este vistoso edificio de estilo neo-clásico y renacentista fue construido en 1944 por orden del entonces dictador Rafael Leónidas Trujillo. Hoy es la sede y residencia del gobierno nacional y visitarlo es gratis. En las cercanías, varios monumentos reclaman nuestra atención: el Baluarte del Conde, que comprende varios monumentos y lugares—la Puerta de la Misericordia, la del Conde, el Fuerte de la Concepción y el Altar de la Patria—, el Parque de la Independencia, donde se desarrolló la independencia dominicana, y el Parque Colón o antigua plaza colonial de la ciudad.

Estando en plena Zona Colonial, todo queda a mano, pero ya que el día anterior ha consistido en recorrer el casco antiguo sin perder detalle ¿qué tal si cruzamos el río para descubrir la otra cara que hay que ver en Santo Domingo? Ya sea en yola (barca tradicional) o en automóvil por alguno de los dos puentes más cercanos, en poco tiempo estarás pisando Santo Domingo Este. Así de fácil.

Entre los lugares para visitar cerca de Santo Domingo te aguardan varias visitas muy interesantes como el Faro de Colón, un monumento en forma de cruz dedicado a Cristóbal Colón y que teóricamente guarda sus restos. En  su interior hay espacios de exposición que celebran la cultura de todos los países de América. A corta distancia encontramos el Parque nacional de los Tres Ojos, un espacio natural con tres curiosos lagos de agua dulce, los cuales se encuentran parcialmente dentro de cuevas. Lo peculiar de este sitio es la tonalidad de las aguas, que se tornan de un verde-azul turquesa intenso por el sol y la alta concentración de minerales que tienen sus aguas.

Tras dos jornadas dedicadas a absorber la historia y los mejores paisajes de la ciudad, el cuerpo te pedirá seguramente abandonarte al buen comer . En el restaurante, platos regionales como el estofado de carne, la yuca y el plátano compondrán el imaginativo menú para que remates el día con una buena cena y una visita al casino, donde aguardan música y la consabida copa de ron.