Descubre Lanzarote con la influencia de César Manrique

César Manrique nació en abril de 1919, en Arrecife, la capital de la isla. Allí vivió toda su infancia, envuelta en playas de arena fina como la playa de Famara, y veranos que duraban una eternidad. Tras unos años jóvenes en los que incluso participó en la Guerra Civil española, decidió en 1964 dejarlo todo y viajar a la ciudad de Nueva York para reencontrarse con el artista que llevaba dentro.

Esta experiencia en la ciudad que nunca duerme supuso un antes y un después en la vida de César Manrique. Después de dos años entre asfalto, volvió a él su amor por Lanzarote, su tierra, y decidió convertir su isla natal en uno de los lugares más bonitos del planeta. Así empezó la andadura de este artista que ha conseguido que Lanzarote sea degustada por amantes del turismo de naturaleza y por los más culturetas. ¿Te vienes a dar un paseo por los sitios para visitar en Lanzarote de la mano de César Manrique?

El recorrido comienza en el norte de la isla, en concreto en el municipio de Haría, donde se encuentra un oasis natural convertido en centro cultural y artístico por la mente de César Manrique. Este espacio natural está formado por una cueva acuática producida por el derrumbamiento del techo de un tubo volcánico. Los jameos o aberturas se pueden visitar perfectamente, pero sobre todo, cabe destacar el auditorio creado por César Manrique y primer centro cultural y turístico creado por el artista.

Además, los Jameos del Agua es una de las mejores excursiones en Lanzarote, sobre todo por su importancia biológica y ecológica. En este espacio bajo tierra vive una especia endémica: el cangrejo albino y ciego. Una especie muy sensible al ruido y la luz, pero que puede observarse al visitar la zona.

A quince minutos en coche del oasis de los Jameos del Agua se encuentra un mirador en el Risco de Famara. El Mirador del Río realizado en 1973 por el artista es el enclave perfecto para divisar un gran desconocido que demuestra que aún no lo sabemos todo sobre las Islas Canarias: el archipiélago Chinijo. Un conjunto de pequeñas islas que conforman la reserva marina más grande de Europa. En definitiva, un placer para la vista.

Desde el mirador, que dispone de un restaurante y grandes ventanales, hay más que ver en Lanzarote: se puede otear La Graciosa y los islotes Alegranza, Montaña Clara, Roque del Este y Roque del Oeste. Y como en toda obra de Manrique, la simbiosis entre ambiente y edificio perfecciona todavía más la experiencia en el Mirador del Río.

Tras un corto recorrido en coche divisando el paraje marrón y gris de la isla, se llega al centro de la vida del artista: la casa de César Manrique, ahora convertida en museo y donde la fundación homónima da a conocer la obra del lanzaroteño. Obras privadas y de su propia colección y espacios de ensueño son sólo algunos de los elementos que pueden disfrutarse en uno de los must de la isla de Lanzarote.

La casa museo hace las delicias de los amantes del arte y la arquitectura. Paredes blancas y un diseño que se mimetiza perfectamente con el paraje, invita a quien la recorre a respirar tranquilo y vivir un momento de paz. Es el vivo ejemplo de lo que el trabajo de César Manrique ha hecho por las Islas Canarias.

Uno de los lugares más sorprendentes de la isla y un imprescindible que visitar en Lanzarote es el Jardín de Cactus. Un buen plan para cuando el tiempo no acompañe y unas nubes tapen las vistas del Mirador del Río. Este jardín, construido por César Manrique, se encuentra en el espacio de una antigua cantera de arena volcánica (material que empleaban los agricultores de la zona para el cultivo) y en él habitan más de mil especies diferentes de cactus y más de diez mil plantas procedentes de todo el mundo, que encuentran en la tierra de Lanzarote el mejor medio de vida.

A todo aquel que se adentra en este inmenso cactarium le invade una sensación de majestuosidad, gracias al diseño con forma de anfiteatro que César Manrique le dio al lugar.

No solo a trabajos arquitecturales se limita la obra de César Manrique en Lanzarote. Y es que el polifacético artista canario también dejó su huella en forma de esculturas móviles, conocidas como Juguetes del Viento, que interactúan con su entorno natural con sus bellos movimientos cuando sopla el viento.

Existen varios Juguetes del Viento endiferentes puntos de Lanzarote. Los más famosos se sitúan en la rotonda de Tahíche, la Fundación César Manrique, la rotonda de la Avenida de las Playas, en Puerto del Carmen, o incluso en el aeropuerto.