Por qué es el momento perfecto para viajar a Sri Lanka

La forma más fácil de descubrir Sri Lanka es dividir el país en varias regiones: el sudoeste, que incluye Galle y Bentota; el noreste, que incluye Trincomalee; la región central donde se encuentra el Triángulo Cultural, y la región montañosa alrededor de Nuwara Eliya y Ella. Sin duda, es el punto de partida si quieres saber antes de ir qué visitar en Sri Lanka.

En realidad, Sri Lanka es un país tropical con buen tiempo en casi todas las estaciones. El cambio climático hace que calcular exactamente la mejor temporada para viajar a Sri Lanka sea complicado, aunque inicialmente es entre los meses de diciembre a marzo.

Para elegir las fechas debes tener en cuenta dos factores a evitar: el calor sofocante y las lluvias del monzón. El país tiene dos temporadas de monzones que afectan una a cada costa opuesta. Desde octubre a febrero, las lluvias riegan la parte noroeste del país y más tarde, de abril a septiembre, le toca el turno al suroeste. Depende de las zonas que tengas más interés en visitar, puedes planificar tu viaje en un momento u otro del año. Y por supuesto, si tienes dudas puedes ir consultando el tiempo en tu próximo destino dentro de la isla para modificar el itinerario si fuera necesario.

La isla cuenta con 20 millones de habitantes distribuidos en sus 65.000 km2. Sri Lanka es una República democrática desde 1972, cuando terminó de cortar lazos con Gran Bretaña, el último país del que fue colonia. Su riqueza proviene, en parte, de su multiculturalidad. Hoy en día es un territorio multirreligioso y multiétnico, donde conviven el budismo, el cristianismo, el hinduismo y el islam. Sin embargo, en la última mitad del siglo XX, las tensiones entre distintas etnias –la cingalesa mayoritaria en Sri Lanka y la minoría tamil–, dieron lugar a una Guerra Civil que duró hasta 2009.

Para viajar a Sri Lanka necesitas tu pasaporte con una validez mínima de 6 meses y un visado que especifique el motivo del viaje, incluyendo el turístico. Este visado se podría obtener en el aeropuerto de destino, pero lo mejor dadas las es gestionarlo online a través de la página oficial.

Sri Lanka esconde secretos que no imaginabas antes de comenzar a planear tu viaje. Su exuberante naturaleza, sus playas infinitas, sus budas onmipresentes, la hospitalidad con la que recibe al viajero y su deliciosa aunque picante comida, son excusa más que válidas para introducir a la isla en tu lista de próximos destinos soñados.

Sri Lanka es sinónimo de un destino plural: la mezcla de montaña, mar, playa y cultura milenaria hacen de él un lugar a gusto de todos. Sus señas de identidad son el té de Ceilán, pero además es una isla que exporta café, coco o piedras preciosas, por lo tanto, es de los países más ricos de la zona de Asia meridional. El té es precisamente uno de los principales atractivos para el turista y, en concreto, las plantaciones que cubren de verde cientos de hectáreas.

Este tren viaja entre dos de las ciudades imprescindibles de Sri Lanka y se ha ganado el puesto número uno de los atractivos turísticos de la isla. Además de ser la forma más cómoda de moverse por la isla, el convoy recorre bosques, plantaciones de té, montes, cascadas… Su popularidad proviene del famoso puente de los Nueve Arcos, el punto más instagrameable de la isla, cuya majestuosidad y belleza hacen que merezca la pena. Eso sí, hay que reservar con anterioridad el billete.

El trayecto se puede hacer partiendo desde Kandy o viceversa. Esta ciudad es la capital cultural de Sri Lanka, puerta de entrada a las Tierras Altas. Es una parada indispensable, hogar de uno de los monumentos más sagrados del budismo, el gran templo del Diente de Buda. Kandy está rodeada de montañas y se encuentra a orillas de un lago. Allí se celebra en agosto la Esala Perahera, fiesta anual en la que las calles se llenan de elefantes engalanados y devotos budistas de todo el mundo.

El tren de Kandy a Ella te porta a esta zona de montañas verdes ondulantes que bien merece una visita de 4 o 5 días. Apunta pueblos donde hacer parada como Nuwara Eliya, Ratnapura, Badulla o Haputale, desde donde visitar las llanuras de Horton y quien se atreva, subir los 5200 escalones que le separan del Pico de Adán, donde se puede disfrutar de los mejores amaneceres de toda la isla. Además, aquí se conserva el estilo inglés de algunas casas y se puede visitar una de las plantaciones de té que cubren la zona.

La pequeña ciudad de Ella es la parada final del trayecto, donde se encuentra el famoso puente de los Nueve Arcos o la roca de Ella, otro de los atractivos de la isla. Tras esta visita, lo ideal es escoger un remanso de paz donde hospedarse, como el cercano Occidental Paradise Dambulla. El hotel está ubicado en medio de las selvas de la antigua ciudad de Dambulla, kilómetros al norte de Ella, y ofrece el máximo lujo y comodidad a los viajeros que llegan a él.

Otro de los atractivos de la isla son las conocidas como ciudades antiguas. Se trata de las primeras ciudades de las dinastías cingalesas y hay cuatro puntos imperdibles que tienen el sello de patrimonio mundial. Lo más recomendable es adentrarse en esta etapa del viaje tras un pequeño descanso y optar por un alojamiento que se encuentre equidistante de todos los puntos de interés, como el hotel Occidental Paradise Dambulla.

El primer asentamiento es Anuradhapura, conocido por sus antiguas dagobas (una de ellas construida en el siglo I a.C.). También protegidas por la UNESCO están las tallas de Polonnaruwa y las cuevas rupestres de Dambulla, con 157 budas de todos los tamaños. Entre todos estos lugares destaca Sigiriya, la Roca del León.

Favorito de muchos de los viajeros, este lugar es mágico: un peñasco en medio de laderas en cuya cima se encuentra el epicentro del antiguo reino de Kassapa, del que se conservan las ruinas en un entorno increíble. La mejor foto, algo por lo que todos hemos viajado alguna vez, se consigue sobre la roca de Pidurangala, a un kilómetro de allí.

Punto de partida o punto final de la aventura, Colombo es la capital de Sri Lanka. Ciudad ruidosa, cáotica, plagada de tuk-tuks y de puestos de comida callejera. En sí misma, no ofrece grandes atractivos por lo que puede ocupar un tiempo mínimo en todo tu viaje. Cerca se encuentra Negombo, una localidad costera atractiva para los turistas por sus pescadores, que siguen practicando la pesca tradicional sobre zancos.

Por el clima, cuando viajas a Sri Lanka se suele elegir entre dos zonas de costa: la suroeste, con buen tiempo de noviembre a marzo, y la costa noroeste, con sol de abril a septiembre. La variedad de playas paradisíacas en Sri Lanka hará que tomes la decisión que tomes, sientas que es la correcta.

Menos conocidas son las playas de la costa noroeste, aunque no por ello son menos pintorescas. Las playas de Trincomalee tienen agua cristalina, casi no hay olas, y en ocasiones se pueden ver ballenas. Esta ciudad fortificada es además un atractivo en sí misma, por el templo hinduista de Koneswaram, situado en un acantilado sobre el mar. Si te gusta el snorkel, guarda en favoritos las poco conocidas playas de Nilavell, un lugar increíble que cuenta demás con la isla de Pigeon enfrente y uno de los arrecifes de coral más impresionantes de toda la zona. Allí no es difícil ver tortugas, peces, corales fascinantes ¡y hasta tiburones!

El suroeste de la isla esconde playas de arena dorada a pocos kilómetros en coche de Colombo. Apunta la playa de Bentota o mejor; Moragalla Beach, una playa de arena que cuenta con un hotel a sus pies, el Occidental Eden Beruwala, un resort ideal en el que alojarse en la costa oeste de Sri Lanka, y que junto con Turtle Beach, es conocida en el país como la Golden Mille. Además, desde allí puedes visitar toda la zona, incluyendo la playa de Unawatuna en Galle, Weligama, paraíso surfista, Mirissa, la playa de Talalla o la playa de Hikkaduwa con su conocido “Santuario de coral” y amada por los surfistas que se deciden a viajar a Sri Lanka.