7 claves para un viaje sostenible a Lanzarote

Contrastes y más contrastes. De norte a sur y de este a oeste. Lanzarote ofrece una amalgama de paisajes y actividades turísticas para todos los gustos y tipos de visitantes. Tanto es así, que siendo la cuarta isla canaria en tamaño con tan sólo 62 kilómetros de norte a sur y de 21 kilómetros de este a oeste, ha recibido 2,7 millones de turistas extranjeros solo en el año 2023.

Lanzarote fue declarada en su conjunto, con todos sus núcleos poblacionales incluidos, Reserva de la Biosfera por la UNESCO en el año 1993. Un tesoro de semejante envergadura y con esas cifras de llegada de visitantes hay que cuidarlo con mimo. Así que, si tienes Lanzarote entre tus próximos planes viajeros, aquí van unas cuantas recomendaciones para reducir tu impacto en la isla y revertirlo en efectos positivos para el medioambiente y el desarrollo de la economía local.

¿Sabías que una simple pisada en suelo volcánico puede paralizar el proceso biológico natural de cientos de años? Estamos en un entorno natural de extrema fragilidad y salirse de los caminos habilitados no solo provoca daños en la naturaleza, sino que en terrenos tan abruptos puede resultar altamente peligroso para el propio turista.

El Parque Nacional de Timanfaya cuenta con un nivel de protección muy fuerte. Solo se puede visitar a través de una ruta panorámica en autobús y de rutas de senderismo guiadas cuya reserva requiere una planificación de meses. Sin embargo, para senderistas inquietos, el Parque Natural de los Volcanes ofrece multitud de senderos cuya espectacularidad paisajística no se queda atrás. Elige una opción adaptada a tus condiciones físicas, ve preparado ante las condiciones climatológicas y jamás te salgas del sendero. Están perfectamente indicados y ofrecen vistas espectaculares.

¿Sabías que en las Islas Canarias cuentan con dos periodos de temporada alta turística a lo largo del año? El primero abarca los meses de vacaciones de verano y el segundo (y más fuerte aún en cuanto a afluencia) coincide con el invierno europeo entre mediados de diciembre y mediados de febrero.

Dicho esto, cabe recordar que las Islas Afortunadas gozan de un clima suave. ¡La eterna primavera le llaman! Por ello, si tienes flexibilidad en la elección de tus periodos vacacionales, cualquier momento del año es perfecto para visitar Lanzarote. Es más, al no tener grandes altitudes el interior isleño, el viento suele azotar con fuerza durante ciertos meses del año siendo la época estival la más virulenta.

Desempolva tu ropa primaveral, aléjate de la masificación y disfruta de la tranquilidad que ofrece la temporada baja. Son todo ventajas.

Si eres amante de la naturaleza y te preocupa el bienestar de los animales en toda su extensión, debes evitar la utilización y explotación de los mismos en actividades turísticas. Y en Lanzarote tenemos un claro ejemplo con los paseos en camello en el entorno natural del Parque Nacional de Timanfaya.

Estos bellísimos animales fueron trasladados a Lanzarote y, en general, a todas las Islas Canarias en las fechas de la colonización europea. Durante siglos se utilizaron como animal de carga para el transporte de personas y mercancías. Hoy en día y con una población mermada, están dedicados en su gran mayoría al sector turístico.

Si quieres ver animales hazlo siempre a través de actividades y empresas respetuosas y, por supuesto, en su hábitat natural. Es emocionante, divertido y no produce impacto sobre los ecosistemas.

No hay mejor manera de dejar impacto positivo durante tu estancia en Lanzarote que consumir productos de manufactura local. Vive local y consume local. En Lanzarote nunca te arrepentirás. Menos aún al degustar sus vinos locales en alguna bodega de La Geria. Una experiencia inolvidable que, además, te permitirá contemplar un paisaje impactante resultado de la pericia humana. Viñedos que crecen milagrosamente del suelo volcánico, quesos distinguidos internacionalmente, sal marina gourmet y muchísimo más.

En cuanto a excursiones y actividades en el mar, busca proveedores de la zona para potenciar la economía local, contribuir al desarrollo de un tejido empresarial autóctono y a la fijación de población y puestos de trabajo.

El presente turístico de Lanzarote no se entendería sin la omnipresente figura de César Manrique, un artista local comprometido con su tierra que ha dejado una profunda huella a lo largo y ancho de la isla. Su legado nos conduce a través de actuaciones tan diversas como los Jameos del Agua, el impresionante Mirador del Río, el Jardín del Cactus y el Monumento al Campesino, entre otras muchas. Todas ellas intervenciones con un denominador común: la persecución de la sostenibilidad de su amada isla y una unión íntima entre naturaleza, arte y arquitectura.

Su obra más representativa la encontramos en los Jameos del Agua. Un viejo tubo volcánico a cielo abierto en el que el artista ha jugado a placer con las formaciones naturales y las ha reinterpretado a través del arte y el diseño. ¿Sabías que aquí habita una especie de cangrejos albinos única en el mundo?

En ocasiones, escudriñamos tanta información en internet y llevamos itinerarios tan apretados y calculados al minuto, que hemos desaprendido ese maravilloso hábito de dejarnos llevar por el propio destino. Lanzarote es una isla pequeña y cargada de mil tesoros, pero aún esconde algunos secretos solo aptos para turistas curiosos.

Simplemente conduce y explora, camina, pide información en las oficinas de turismo locales y conversa con respeto con los habitantes autóctonos. Te aseguro que acabarás disfrutando de rincones tan maravillosos como desconocidos y libres de masificaciones. A veces, no todo está escrito en las guías y con estos pequeños gestos ayudarás a reducir la carga de los rincones más populares.

Deja los lugares aún mejor de lo que te los has encontrado. La reducción de residuos y su correcta gestión es un hábito que parecemos tener asumido en nuestro hogar, pero no tanto cuando salimos de vacaciones. Llevar en la mochila una botella y portaalimentos reutilizables junto a una crema solar biodegradable son gestos pequeños y asumibles que pueden hacer un mundo.

¿Quién no ha estado tentado de llevarse alguna vez un pequeño bote de arena o una simple roca volcánica del suelo? Total, solo es una pequeña piedra ¿verdad? La realidad es que se trata de una práctica que, además de estar prohibida y punida con multas altas, poco a poco y piedra a piedra están desapareciendo toneladas de terreno volcánico que es irrecuperable.

Si de verdad has sentido esa punzada de fascinación ante una isla única en el mundo, devuélvele un pedacito de todo lo que te ha aportado y contribuye a que las próximas generaciones disfruten de su propio alunizaje en la luna.